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En el sector industrial, la palabra mantenimiento es bastante conocida y utilizada por la mayoría de personas, sobre todo cuando se trata de evidenciar el estado de la infraestructura. Cuando hablamos de mantenimiento preventivo, nos referimos al conjunto de actividades que se desarrollan con el fin de conservar las propiedades y bienes, en unas condiciones ideales de funcionamiento seguro, eficiente y económico, buscando en todo momento prevenir daños o reparándolos en caso de que se produzcan.
A la hora de planificar un mantenimiento preventivo, podemos basarlo en dos tipos:
En este caso podemos referirnos a inspecciones periódicas de maquinaria o piezas concretas del equipo, las cuales podrían afectar a la producción en caso de avería.
Aquí hacemos enfoque en piezas o maquinaria concretas las cuales tienen un uso prolongado durante cierta cantidad de kilómetros, horas o ciclos de producción.
También se debe tener en cuenta acciones clave para conseguir un enfoque proactivo, y estos son:
Una vez conocidas las claves para tener un correcto enfoque del mantenimiento preventivo, os compartimos cinco consejos útiles para llevarlo a cabo de forma eficaz:
1. Evaluar los activos: Este primer paso es muy importante para mejorar el plan de mantenimiento preventivo, ya que es imprescindible tomar notas sobre todos los aspectos posibles – su ubicación, su condición, el tiempo que el equipo ha estado en funcionamiento, la duración de su vida útil, entre otros.
Una vez recopilada toda la información necesaria, lo ideal es cuestionarse temas como ¿cuánto esfuerzo se requiere para mantener cada pieza de la maquinaria?, o ¿merece la pena el coste de la sustitución por posibles peligros de seguridad?
2. Generar un plan de mantenimiento preventivo: Como ya hemos comentado, concretar un plan de mantenimiento preventivo es indispensable. Para ello se deberían plantear cuestiones como ¿quién será el encargado de cuidar de la maquinaria?, o ¿con qué frecuencia requiere cada pieza de un mantenimiento rutinario?
3. Hacer responsable al personal: Una parte importante de todo lo que comentamos es la implicación de los miembros del equipo, asignando tareas y equipos específicos para prevenir riesgos. De esta manera, no habrá confusión cuando llegue el momento de cumplir con las órdenes de trabajo.
4. Realizar inspecciones de rutina: La inspección general puede ayudar a detectar pequeños problemas antes de que terminen generando grandes fallos. La mayoría de los activos darán alguna señal de deterioro mucho antes de necesitar ser reemplazados.
5. Conservar toda la documentación necesaria: Guardar manuales de usuario, guías de equipo, historiales de trabajo y mantenimiento, etc. son acciones básicas si queremos llevar a cabo un correcto mantenimiento preventivo. Es esencial tener un sistema de documentación organizado y fácil de encontrar. Esto ayuda a asegurar que todo está en orden, en el caso de que se necesiten pruebas del procedimiento ejecutado en caso de avería o accidente.
El mantenimiento preventivo se considera a menudo por las empresas como un gasto general difícil de justificar. Pero solo se necesita un período de inactividad o un único accidente notable para demostrar lo importante que es llevar a cabo un plan de mantenimiento preventivo.
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